Titulo: El Verano en que mi madre tuvo los ojos verdes
Autora: Tatiana Tibuleac (ganadora de varios premios de importancia literaria en Europa, especialmente el premio de los libreros, con su primera novela de ficción)
Tibuleac abre la novela destruyendo el cliché de respeto, amor y veneración incondicional hacia la madre. La autora describe una relación fea y cruda entre madre e hijo, destacada desde la primera línea. Este comienzo es tan fuerte e impactante que se convierte en una droga que no solo nos engancha desde el principio, sino que además nos da permiso para pensar, aceptar y expresar las cosas negativas que sentimos acerca de nuestras madres. La autora utiliza un personaje con una ruptura mental para expresar lo que siente con crudeza y en total libertad.
No es coincidencia que la novela la habla a los lectores educados en el mundo de los clichés y la formalidad. Por medio de un personaje enfermo, que no tiene atadura a la formalidad ni las reglas, Tibuleac destruye el cliché del culto al mito materno, personificado por la virgen María y reconfirmado en novelas por la presencia de la mama sufrida y masoquista, muy característico de cultura latina. Desde su comienzo nos pregunta: ¿Que es un buen hijo? ¿Qué hace una buena madre?
Tibuleac demuele los patrones tradicionales que utilizamos para responder dichas preguntas elevando hasta la sublimidad a los personajes más sorbidos. La autora abre la novela con un ejemplar de perdedores que quieren lo mismo que quiere cualquier ser humano: ser feliz y transcender. Una madre “bajita y gorda, tonta y fea; la madre más inútil que haya existido jamás” y su hijo que se autodescribe como “uno despojo humano—pólipo extirpado— con pretensión de ser corazón.” ¿Podrán crecer estos personajes tan perdidos y hundidos?
Es en este momento, en el clímax del odio y la rabia, cuando el culto a la madre esta destruido y no existen reglas, Tibuleac reintroduce a la muerte; la gran protagonista y la organizadora de la vida. Es la segunda vez que la muerte interrumpe la vida de los personajes. La primera vez la muerte dejó una estela de destrucción, violencia, odio, y abuso que hundió a la familia completa. Esta vez la irrumpe en forma de enfermedad y les otorga a los protagonistas la oportunidad de reconstruir desde menos que cero su relación y sus imágenes.
“Si hubiera sabido si esto es lo que hace le enfermedad con un ser humano, habría pedido para Navidad un cáncer para mi madre.”