Los grandes autores, o más bien los autores de grandes obras literarias, tienen su razón de ser, pues no se hacen famosos sin que abran camino nuevo en la literatura. Tal es el caso de Gabriel García Márquez, escritor de Cien años de soledad y El amor en los tiempos de colera. Pero para mi leer sus obras, aunque abundantes en frases bellas, lúgubres, e icónicas, se hacía difícil, ya que nunca podía identificarme con sus personajes extraños y detalles excéntricos, los cuales yo nunca comentaría precisamente por su morbo. Cuando me toca leer algún autor trascendente que no logro captar, primero leo críticas y ensayos que revelen algo de su incursión en el ámbito literario. En el caso de García Márquez, son muchos los detalles que encontré que demuestran el porque de su ingenio y popularidad como autor de novelas mágico-realistas.
A pesar de ser un escritor prolífico en su juventud, Gabo guardaba sus obras terminadas sin llevarlas a la editorial. Eran sus amigos, muchos de ellos editores de sus obras, los que hacían llegar los manuscritos a las distintas a editoriales. Y gracias a Dios porque Cien años de soledad es considerada como la obra que define la novela latinoamericana. ¿Por qué las obras de Gabriel García Márquez son tan extraordinarias? ¿Por qué es esencial leer sus obras para entender la novela latino-americana?
Aunque sus relatos mezclan lo real con lo fantástico al ojo de los lectores, Gabo se considera un autor que se apega a la realidad, ya que el solo dice escribir de lo que sabe y de la gente que el ha visto. El mismo ha declarado que todas las líneas de sus cuentos vienen directamente de la vida real. Su ingenio como escritor se basa en que sus cuentos no solo describen la vida cotidiana, sino que entremezcla las creencias, supersticiones, leyendas, y mitos, de los personajes. Elementos fantásticos y supernaturales abundan en la vida y cultura latinoamericana; es imposible separar la realidad de la ficción. Gabo la usa, la mezcla y la desenvuelve en sus obras captando así la magia y la identidad de su gente.
Doce Cuentos Peregrinos capta con lujo de detalle la idiosincracia latinoamericana ya que el autor destaca por medio de cada relato "las cosas extrañas que les suceden a los latinoamericanos en Europa."